domingo, 1 de marzo de 2015

EL PRIMER VIAJE DE SÓCRATES

Como Dédalo, me encantaría que mi hijo volara, pero temo que se caiga, como Dédalo.


- A juzgar por la persona con la que estás hablando, la muerte no parece disuadirte, así que ¿por qué habría de disuadirme a mí?


Hagas lo que hagas, la historia avanzará como si estuviera escrita de antemano, porque está escrita.


- ¿Te has planteado alguna vez, has pensado en el dolor de la perdida como la afirmación de estar vivo y de tener algo que perder? - me pregunta.
- Esto me recuerda a un filósofo del que el señor Fox nos habló una vez, que dice que el amor es un estado de vulnerabilidad voluntaria. Al amar, te abres a la posibilidad de que te hagan daño, al dolor y a la pérdida. Quizá el mero acto de vivir (cada paso que damos, que nos aleja de unos y nos acerca a otros) es un acto de amor...


Pero ¿cuánto hay de sueño y cuánto de realidad?


Ninguna vida es normal y corriente. la vida es tan extraordinaria que ni siquiera podemos empezar a entenderla.

La verdad es que nunca sabemos nada seguro. Siempre hay más "por qués", más preguntas. No sabemos si la vida tiene sentido. Si no es un sueño. Si uno de los muchos pianos que no aprendiste a tocar caerá del cielo y nos aplastará en cuanto salgamos a la calle. Pero tenemos que crer. En algo. En nosotros. Si no, ¿qué sentido tiene que estemos tú y yo aquí sentados? todavía no he dado el salto al tema de dios, pero en los días en que se me hace duro, por una u otra razón, intento tener fe en... la gente. 


- El primer viaje de Sócrates de Emil Ostrovski. 


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